Las primeras cerezas

Aún no había cumplido yo los seis años cuando  llegaron a mis manos las primeras cerezas: Me llenaron tanto de admiración que recuerdo no me atrevía a tomarlas.Y también recuerdo que sembré sus semillas a la sombra de unos almendros que jalonaban el camino que partía de la casa de campo donde vivía con mis abuelos.

Cada mañana mi primer oficio consistía en visitar la plantación de la que, a pesar de mis desvelos, no pude contemplar los primeros brotes, pues al poco tiempo me llevaron al pueblo para asistir a la escuela.
Jamás volví al campo; pero... cuántas veces habré imaginado una fila de hermosos cerezos repletos de jugosas cerezas que picotean los pajarillos porque nadie se acerca a recogerlas.

Ocurre a veces que la mejor cosecha es la que llevamos dentro de nuestro corazón, donde haga frío o calor, llueva o ventee siempre da su fruto: el fruto de la ilusión.

Nota.- Aún no lo doy por terminado, pero... vale